Jesús y Nuria reciben a comer a los padres de ella y todo tiene que salir perfecto. No son unos suegros fáciles para Jesús, sobre todo él, Carlos. Todo está bajo control hasta que una visita al baño de Carlos le hará ver unos calzoncillos sucios de Jesús abandonados en el bidé. Jesús trata de justificar la presencia de ese calzoncillo diciendo que se han colado por la ventana desde la casa de los vecinos de arriba. La coartada no era mala, pero olvidó un detalle: no hay ventana en el cuarto de baño.